Psicóloga coquimbana recomienda preparar a los niños y niñas antes y después del cambio de horario
Cambiar la rutina horaria puede generar confusión, irritación, fatiga,
entre otras, por lo que es necesario prepararse unos días antes que el cambio
ocurra.
La noche de este sábado 7 de
septiembre tendremos nuevamente que cambiar nuestros relojes, adelantando el
día en una hora, pasando al horario de verano, lo que genera un amanecer más
tardío, pero también que el sol se esconda sesenta minutos después.
Si bien muchos disfrutan de tener
más horas de sol, cambiar el horario dos veces al año afecta el funcionamiento
del cuerpo humano.
Así lo afirma la psicóloga con
magíster en psicología educacional © y parte del equipo de Nutrasalud, María de
los Ángeles Bonilla, quien indica que “si bien el cambio de horario tiene como
justificación maximizar la exposición al sol durante las horas en que estamos
despiertos y activos, estas descoordinaciones entre los ciclos naturales y
nuestros hábitos cotidianos afectan no sólo nuestra rutina, sino que muchas
veces nuestra salud”.
Esto, según explica la
profesional, se debe “a que nuestro ritmo circadiano se regula básicamente por
la luz y la oscuridad, por lo que al despertarnos estando un poco más oscuro,
nuestro cerebro piensa que debemos seguir durmiendo, lo que nos tendrá más
cansados de lo común”. Además, Bonilla agrega que “de la misma forma nos dará
sueño más temprano, pero al ver que aún hay luz solar, el cerebro no asimila
que es hora de dormir y se genera una confusión que puede fatigarnos e
irritarnos, ya que si bien el cambio es inmediato desde la hora, la adaptación
a este nuevo horario no es inmediata desde nuestro cerebro”.
De acuerdo a diversos estudios,
comenta la psicóloga, “los principales efectos en nuestro organismo que generan
este cambio de horario son el aumento de
la tasa de incidencia de eventos agudos cardiovasculares, incremento de los
trastornos del sueño, somnolencia, alteración del ritmo circadiano, trastornos
del ánimo y baja en la concentración.”.
Si ya los adultos sufren con
estos cambios, sobre todo cuando se resta una hora de la rutina como se hará
este fin de semana, es necesario no olvidar que puede afectar a los niños y
niñas del hogar, por lo que la psicóloga entrega sugerencias para afrontar de
mejor manera el cambio de hora en los más pequeños, las que también pueden ser
extrapoladas a otras edades.
“Diversos profesionales de la
neurología y pediatría, concuerdan en que debido a que se resta una hora,
resultaría normal que se presenten cambios en el patrón del sueño los primeros
días, mal humor, irritabilidad y que estén más apáticos y ansiosos, los cuales
tendrían lugar dentro de dos a tres días posteriores a esta modificación”,
sostiene Bonilla. “Cabe mencionar que si bien se espera que dentro de tres días
se recupere el ritmo, en algunos casos el reloj biológico puede demorar más
días, incluso una semana para llegar a la adaptación”, añade.
Para lo anterior, la profesional
de la salud mental sugiere que los ritmos no se normalicen con medicamentos,
sino que se hagan con cambios naturales y adaptaciones en la rutina.
Sugerencias
1.- Unos tres días antes del
cambio de horario se sugiere adelantar la rutina de los niños en unos 15
minutos aproximadamente para que el cambio no sea tan brusco. “Por ejemplo, si
el niño se duerme normalmente a las 21:00 horas, intentar que se duerma 15
minutos antes y se levante también 15 minutos antes, a fin de que se adapte
paulatinamente a este cambio”, indica la psicóloga. Y, agrega, “si por el
contrario entráramos en horario de invierno, se sugiere retrasar en 15 minutos
los horarios de la rutina de los más pequeños”.
2.- Explicarle a los niños que
habrá un cambio en su horario también es de suma importancia, dado que ellos
necesitan anticiparse a los cambios y no simplemente encontrarse con que
acuestan con un poco más de luz y se levantan con más oscuridad. “Esto permite
que lograremos reducir un poco la ansiedad y desorientación”, asegura Bonilla.
3.- Se sugiere, además, mantener
las rutinas de los niños e irlas adecuando paulatinamente, a fin de asegurar
las horas de sueño que requieren, alimentación, esparcimiento y hábitos de
estudio. “Si bien es probable que despierten con más sueño, intentemos
acompañarlos en este proceso pero respetando los horarios”, sostiene. Además,
asegura que “no beneficia retarlos para que se apuren, esto sólo los frustrará,
generará ansiedad y no se conseguirán
buenos resultados, y de igual modo, si en la noche no se quieren ir a dormir
porque ven que no está del todo oscuro, hay que mantener los horarios y la
rutina de preparación del sueño a fin de asegurar que duerman lo necesario”.
4.- Por último, Bonilla comenta
que “si bien es un proceso que no es fácil para nadie, recordemos que la
adaptación tiene fecha de término por lo que animo a todos tener mucha
paciencia y ánimo para lograr sortearlo de la mejor manera”.