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Peligran las Playas de La Región de Coquimbo

Hace apenas un año se repusieron 200 metros lineales de su popular costanera, pero los vecinos se han percatado de que, literalmente, "el mar le ganó espacio a la playa", debido a la reducción de las áreas de "solanera", como se denominan los sectores de arena, tan apetecidos por los visitantes veraniegos.



El problema que enfrenta la turística caleta no es excepcional. Bien lo sabe la Dirección de Obras Portuarias (DOP) del Ministerio de Obras Públicas, que mantiene información de pérdida de playas entre las regiones de Coquimbo y del Maule, principalmente en concurridos balnearios, tales como La Serena, Coquimbo, Viña del Mar, Quintero, Santo Domingo y Licantén.

La directora de la DOP, Antonia Bordas, estima que detrás de ello están, además de las marejadas, los cambios en el fondo marino, el impacto de obras costeras -como muelles, puertos y paseos costeros, entre otros- y la extracción de algas que influyen en la energía del mar en la costa.

Praxedes Muñoz, oceanógrafa química de la Universidad Católica del Norte (UCN), agrega que el fenómeno obedece además a la dinámica existente entre la playa, que se "alimenta y estabiliza" gracias a la acción de las dunas, y el desgaste del borde costero, altamente concentrado en desechos orgánicos e inorgánicos, producto de la actividad portuaria y la descarga de los emisarios.

Estudios

En mayo del próximo año la DOP finalizará un informe que medirá el comportamiento de las playas, a través del seguimiento de las arenas durante las distintas épocas del año y cómo éstas retroceden y regresan a la costa. La investigación aplica desde Punta Recreo hasta playa Cochoa, en la Región de Valparaíso, mientras que en la Playa Grande de Los Vilos se iniciará otro estudio, que medirá además la infraestructura apta para el balneario.

El ministro de Obras Públicas, Alberto Undurraga, dice estar consciente del efecto que tiene el turismo para el desarrollo de estas localidades. Por lo mismo, explica que la estrategia para revertir el fenómeno es replicar en las deprimidas costas de esos balnearios el modelo de playas artificiales que existe en Arica, Antofagasta, Tocopilla y el lago Villarrica. En localidades como estas el fisco ha destinado más de US$ 27,3 millones con el objetivo de extraer la arena contaminada y así reemplazarla por otra. Adicionalmente, se construyen enrocados y se generan las áreas de asoleamiento y recreación.

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